Evolución de la Conciencia

Entender la mente como un mundo no es tarea fácil, porque percibimos el mundo a través de ella. La realidad, entendida como todo lo que nos afecta, no está solo en el mundo exterior. Nos afecta por igual nuestro mundo interior. Podemos asegurar que existe un mundo mental, y que todas las mentes individuales lo sustentan. Por lo que es posible que cada uno de nosotros tenga un acceso a ese mundo.

Ahora bien, la premisa es que ese mundo está constituido por difuntos, es decir, por toda la gente que muere y rellena ese espacio con sus espíritus. Por tanto, ya no es el conocimiento en sí, sino una predisposición a continuar expandiendo la conciencia de la humanidad en lo que muchos han supuesto que es un inconsciente colectivo. Pero no es inconsciente, sino todo lo contrario.

Es factible adivinar que exista un espacio en dónde resida la experiencia vital de los seres vivos. No solo de los hombres, sino también, y por supuesto de todos los seres vivos, como es evidente en los recién nacidos de muchas especies, pues ya nacen sabiendo.

Nuestra especie tienen su propio mundo mental. Es decir, tiene su particularidad por el hecho de que el espíritu humano tiene la conciencia despierta y reconoce su transcendencia. Existen niveles por supuesto. No hay ningún animal que sea como nosotros. De hecho, no somos seres naturales sino socioculturales.

Precisamente, la sociabilidad es nuestra marca definitoria y nuestro talón de Aquiles. No es tan evidente como en una colmena, en dónde los individuos conforman un solo ser que los agrupa en una sola función, y su representante es la reina que comprende un tipo de organización controlada por feromonas. Nosotros también estamos sujetos al desarrollo hormonal, pero nos guiamos por un órgano que ya nos define como seres intelectualmente individualizados.

Nuestro mundo mental no es tan evidente a primera vista, pero trasciende en la cultura, las modas, los arquetipos que repetimos. Son formas de organizarnos según un cerebro que está oculto, pero, recuperado en cada uno de nosotros siempre que pretendemos actuar siguiendo la costumbre de no reflexionar sino respondiendo a nuestra conciencia más espontanea. Porque efectivamente, nuestra conciencia es el puente a ese mundo mental.

Luego, existen otras cosas diferentes al mundo mental, como es el alma, que también tiene su mundo, y algunos lo llaman el alma del mundo, pero yo lo llamo Planeta Tierra. Porque es la misma Naturaleza, es decir, esa energía que hace que la materia sea capaz de trasmitir la vida. La vida se alimenta de la muerte, y, por consiguiente, cada vez que nace un niño o una niña, se recuperan espíritus de ese mundo mental.

Pero de tal manera, que no son espíritus aleatorios, sino, efectivamente, genes que se recuperan, pues descienden según su descendencia. Porque de lo contrario sería contravenir ciertas leyes.

Nuestra conciencia sigue las creencias que sonríen al mundo mental que es un lugar que, aunque posea conciencia, no significa que sepa pensar. Porque lo que pasa es que no evoluciona la conciencia en realidad, solamente la contiene, y como la contiene la retiene.

Se explica que la conciencia evoluciona acaparando experiencias en esta vida, para que luego en la muerte, esa conciencia se retenga. Y como está retenida, y como todas las conciencias son la puerta de ese mundo mental, al parecer, pocos seres conscientes se dan cuenta de ello. Se debe trascender la puerta y observar que el mundo mental contiene otra gran puerta que habría que atravesar para evolucionar como especie. Para eso, se necesita la Llave del Mundo. Pero eso, sigue siendo secreto.

Este texto está escrito para que mediten sobre ello.