Los tres grados de los Misterios antiguos se otorgaban, salvo contadas excepciones, en cámaras que representaban los tres grandes centros del cuerpo humano y el universal.
Si era posible, se construía el propio templo en forma de cuerpo humano. El candidato entraba por entre los pies y recibía el máximo honor en el punto correspondiente al cerebro.
El primer grado era el misterio material y su símbolo era el aparato reproductor: el candidato tenía que pasar por los distintos grados del pensamiento concreto.
El segundo grado se otorgaba en la cámara correspondiente al corazón, aunque representaba el poder intermedio, que era el vínculo mental. Allí se iniciaba al candidato en los misterios del pensamiento abstracto y era llevado hasta lo más alto que la mente podía penetrar.
A continuación, pasaba a la tercera cámara, que, al igual que el cerebro, ocupaba la posición más elevada del templo, pero, al igual que el corazón, tenía la máxima dignidad. En la cámara del cerebro se otorgaba el misterio del corazón. Allí, el iniciado comprendía de verdad por primera vez el significado de aquellas palabras inmortales:
«Como un hombre piensa, así es su vida».
Como hay siete corazones en el cerebro, hay siete cerebros en el corazón, pero esta es una cuestión super física, acerca de la cual no se puede decir gran cosa en este momento.
Proclo escribe sobre este tema en el primero de los Six Books of Proclus on the Theology of Plato: «De hecho, Sócrates en el (primer) Alcibíades observa correctamente que el alma, cuando penetra en sí misma, contempla todas las demás cosas y a la divinidad misma, porque, al acercarse a la unión consigo misma y al centro de toda la vida y al dejar de lado la multitud y la variedad de todos los poderes múltiples que contiene, asciende a la atalaya más alta de los seres.
Y así como en el más sagrado de los misterios —dicen— los místicos se encuentran en primer lugar con los géneros multiformes, que se arrojan ante los dioses, pero, al entrar en el templo, impasibles y protegidos por los ritos místicos, reciben verdaderamente en su pecho [corazón] la iluminación divina y, despojados de sus vestiduras —como lo dirían ellos—, participan de una naturaleza divina, lo mismo ocurre —me da la impresión—con la especulación de la totalidad. Porque el alma, cuando observa las cosas que son posteriores a ella, contempla las sombras y las imágenes de los seres, pero cuando se vuelve hacia sí misma desarrolla su propia esencia y las razones que contiene. Y al principio, efectivamente, solo se contempla —digamos— a sí misma, pero, cuando profundiza más en su propio conocimiento, descubre que posee tanto un intelecto como los órdenes de los seres.
Sin embargo, cuando se interna en sus recovecos interiores y —digamos— en el adytum del alma, percibe con su ojo cerrado [sin la ayuda de la mente inferior] el género de los dioses y las unidades de los seres. Porque todas las cosas están en nuestra psique y a través de ésta somos capaces por naturaleza de conocerlo todo, despertando los poderes y las imágenes de las totalidades que contenemos».
Los antiguos iniciados advertían a sus discípulos que una imagen no es una realidad, sino simplemente la objetivación de una idea subjetiva.
Las imágenes de los dioses no estaban diseñadas para ser objetos de culto, sino que solo había que considerarlas (emblemas o recordatorios) de poderes y principios invisibles. Asimismo, el cuerpo humano no se debe considerar la terrenal, la realidad vive en la irrealidad y se libera de ella temporalmente mediante la muerte y permanentemente mediante la iluminación.
~ Manly Palmer Hall ~
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macuillitochtli
Profesor de Tiempo Completo e Investigador de la Universidad Autónoma de Nayarit (PRODEP) y colaborador en el Instituto de Estudios Tecnológicos y Superiores "Matatipac" A.C. Experiencia en la Informática y Estadística, Tecnología Educativa y en las Ciencias Naturales y Biopsicosociales. Microsoft Partner (Microsoft 365). Estudios de los idiomas Inglés y Francés. Hobbies: Leer, jugar ajedrez y en algunas ocasiones (según el tiempo libre) jugar en PC (abernes), Xbox (abernesXbox360) o Playstation (abernesPSIII).